Escribir bien en la universidad es un verdadero reto. Muchos estudiantes confían en sus habilidades de escritura para cumplir con los compromisos que exige la producción textual universitaria. Afortunadamente, el acompañamiento pedagógico cumple una función importante cuando aprendes sobre la redacción académica.
Yo era el mejor en lenguaje en mi colegio, entonces ¿por qué creen que debo aprender a redactar ahora en la licenciatura? Esta pregunta, que raya en la ingenuidad, contiene un error de entrada: los formatos de escritura varían y tienen sus propias exigencias.
Aquí abordaremos siete recomendaciones para que logres textos que respondan a las exigencias de la academia. Su dominio será parte no solo de los avances en tus estudios, sino del éxito profesional que te acompañará durante el desempeño de tu carrera.
El reto de escribir bien en la universidad
La crítica a la calidad de la escritura de los estudiantes que ingresan a la universidad es un lugar común. No obstante, muchas de las claves para lograr escribir bien se encuentran en el apoyo brindado por tus profesores.
La escritura académica implica la apropiación de estilos, modelos, normas y formalidades propios del medio. Así como la expresión oral de un profesional se llena de códigos específicos, sucede lo mismo con la escrita.
Durante la educación superior te familiarizarás con un lenguaje profesional que te será propio. Lo integrarás a tu estructura personal y lo emplearás con propiedad. Paralelo a tal proceso, tu forma de escribir madurará.
El lenguaje técnico y el nivel de profundidad de los contenidos se incrementan notablemente. De allí que las habilidades y destrezas de escritura que traías desde el bachillerato pueden no ser suficientes.
¿Por qué es importante dominar la escritura académica?
El tipo de disciplina desarrollada en la universidad marca el dominio de los conocimientos del profesional. Dicho de otra manera, un licenciado expresa con palabras cuánto sabe sobre el área de su especialidad.
El lenguaje hablado y escrito manifiesta de forma visible la experticia que logras a medida que avanzas en la carrera. El medio académico exigirá que uses con propiedad el vocabulario específico de tu profesión y que lo hagas de manera efectiva.
El acompañamiento pedagógico durante los procesos de apropiación del lenguaje profesional mejora el rendimiento académico.
Cuando atiendes las recomendaciones que marcan el acompañamiento académico sobre la escritura puedes alcanzar el éxito en tus estudios. Escribir bien en la universidad implica un proceso sistemático que cumple con toda exigencia.
Lo que aprendes, descubres, cuestionas o propones tiene que cumplir con requerimientos lógicos, formales y de contenido. Por otro lado, el rigor y la honestidad son parte orgánica de la producción de textos académicos.
Tips infalibles para escribir bien en la universidad
Escribir bien en la universidad es un verdadero reto. Muchos estudiantes confían en sus habilidades de escritura para cumplir con los compromisos que exige la producción textual universitaria. Afortunadamente, el acompañamiento pedagógico cumple una función importante cuando aprendes sobre la redacción académica.
Yo era el mejor en lenguaje en mi colegio, entonces ¿por qué creen que debo aprender a redactar ahora en la licenciatura? Esta pregunta, que raya en la ingenuidad, contiene un error de entrada: los formatos de escritura varían y tienen sus propias exigencias.
Aquí abordaremos siete recomendaciones para que logres textos que respondan a las exigencias de la academia. Su dominio será parte no solo de los avances en tus estudios, sino del éxito profesional que te acompañará durante el desempeño de tu carrera.
El reto de escribir bien en la universidad
La crítica a la calidad de la escritura de los estudiantes que ingresan a la universidad es un lugar común. No obstante, muchas de las claves para lograr escribir bien se encuentran en el apoyo brindado por tus profesores.
La escritura académica implica la apropiación de estilos, modelos, normas y formalidades propios del medio. Así como la expresión oral de un profesional se llena de códigos específicos, sucede lo mismo con la escrita.
Durante la educación superior te familiarizarás con un lenguaje profesional que te será propio. Lo integrarás a tu estructura personal y lo emplearás con propiedad. Paralelo a tal proceso, tu forma de escribir madurará.
El lenguaje técnico y el nivel de profundidad de los contenidos se incrementan notablemente. De allí que las habilidades y destrezas de escritura que traías desde el bachillerato pueden no ser suficientes.
¿Por qué es importante dominar la escritura académica?
El tipo de disciplina desarrollada en la universidad marca el dominio de los conocimientos del profesional. Dicho de otra manera, un licenciado expresa con palabras cuánto sabe sobre el área de su especialidad.
El lenguaje hablado y escrito manifiesta de forma visible la experticia que logras a medida que avanzas en la carrera. El medio académico exigirá que uses con propiedad el vocabulario específico de tu profesión y que lo hagas de manera efectiva.
El acompañamiento pedagógico durante los procesos de apropiación del lenguaje profesional mejora el rendimiento académico.
Cuando atiendes las recomendaciones que marcan el acompañamiento académico sobre la escritura puedes alcanzar el éxito en tus estudios. Escribir bien en la universidad implica un proceso sistemático que cumple con toda exigencia.
Lo que aprendes, descubres, cuestionas o propones tiene que cumplir con requerimientos lógicos, formales y de contenido. Por otro lado, el rigor y la honestidad son parte orgánica de la producción de textos académicos.
Tips infalibles para escribir bien en la universidad

Lo importante en este proceso de aprendizaje es que puedes aplicar consejos y técnicas apropiadamente. No es nada del otro mundo, porque ya tienes una estructura de lenguaje que solo debes actualizar y enfocar.
Recuerda que vas a escribir para alguien que conoce muy bien el área y que además tiene expectativas sobre tu expresión lingüística. Tu interlocutor no espera un despliegue de inspiración, sino una expresión racional de lo que sabes.
La forma y el contenido de lo que escribes constituyen un todo que es recibido por tu profesor o evaluador. De esta lectura podrá tener una idea de tu nivel de reflexión, agudeza de análisis y capacidad de abstracción, por mencionar solo algunos aspectos.
Así que presta atención a los siguientes consejos y ponlos en práctica cada vez que debas redactar en la universidad. En la medida que los integres a consciencia en tu escritura, podrás obtener mejores resultados.
1. Ten claro el objetivo de la tarea y el tipo de texto
Es necesario destinar un tiempo para pensar antes de escribir, así defines cuál es el objetivo del texto a redactar. Después de haber precisado el objetivo, se determina el tipo de texto: ensayo, informe, resúmen, etc.
Plantea preguntas sobre el objetivo del texto propuesto para reflexionar. Qué buscas: ¿explicar un proceso? ¿Vaciar los resultados de una observación? ¿Brindar una panorámica sobre el tema? ¿Analizar un concepto o una teoría?
Por lo general, en el acompañamiento que brinda el docente se marcan pautas de la escritura y del texto, lo que facilita llegar a escribir bien. El profesor puede pedir un informe, un ensayo, una reseña, una ponencia, una monografía, entre otros.
Tu mejor estrategia es conocer el formato de escritura académica que te piden y desarrollarla tal cual es. Atiende las instrucciones de la actividad, investiga sobre las características del tipo de texto solicitado y aplícalas.
2. Para escribir bien siempre debes tener en cuenta al lector
Hay una regla de oro que debes tener en cuenta siempre: no escribes para ti, sino para otra persona que debe entenderte con claridad. Ese otro puede ser un lector concreto con expectativas, como tu profesor, o un lector ideal que quiere conocer el tema.
En el acompañamiento académico, los docentes insisten en la redacción original que evite un proceso de corte y pega. Aunque requiera más tiempo y creas que no tienes el lenguaje necesario, es preferible que cumplas con esta expectativa.
En las universidades, quien revisará tu texto tiene parámetros que debes cuidar:
- Originalidad.
- Rigor metodológico.
- Lenguaje especializado.
- Corrección ortotipográfica.
- Claridad expositiva.
- Cohesión.
- Coherencia.
Ahora bien, debes desarrollar una conciencia retórica que se materializa en una estrategia comunicativa: le expresas a tu receptor un conocimiento concreto del área estudiada. Te diriges a tu profesor, sea químico, filósofo o arquitecto.
3. Equilibra lo que sabes del tema y el propósito del texto
Nadie puede redactar un texto sobre un tema desconocido. Así que el paso previo a escribir es: leer, investigar, documentarse, tomar notas, hacer mapas conceptuales o esquemas, discutir el tema, etc. Crea tus propias herramientas de estudio.
En el proceso, encontrarás vocabulario nuevo que debes consultar en diccionarios especializados para apropiarte de él. No pases por alto información que desconoces, pues debes enfocarte para comprender los conceptos clave.
Después de informarte ampliamente sobre el tema, procederás a escribir todo lo que sabes usando tus propias palabras. Debes tener cuidado de cumplir con el objetivo del texto y de incorporar de manera efectiva el vocabulario especializado.
Pongamos por caso la redacción de un ensayo sobre un tema jurídico. Este tipo de escritos incluye frases en latín que tienen un significado legal. En la medida en que utilizas esas locuciones, vas demostrando e integrando conocimientos.
Ten presente las siguientes palabras clave para alinear tu escrito con su intención:
- Exponer.
- Convencer.
- Argumentar.
- Debatir.
- Desmontar.
- Instruir.
- Analizar.
- Evaluar.
4. Escribir bien es un proceso con 3 fases
Considera lo siguiente: los escritores famosos siempre son organizados, y por eso pueden redactar sus ideas de modo claro y eficaz. Seguramente has visto cómo los profesores recomiendan una y otra vez que haya una organización previa a la redacción de los textos; y es que esta es la clave para aprender a escribir bien.
Las personas que escriben deben hacerlo de manera sistemática y en tres etapas. Improvisar conduce a la producción de un texto de mala calidad, deficiente, oscuro y desarticulado. Lo conveniente es ajustarse a las siguientes fases:
- Preescritura o planificación.
- Escritura o desarrollo.
- Postescritura o evaluación.
Planifica tu escritura
La primera etapa es muy despreciada por quienes se inician en la escritura académica. Usualmente, vuelcan sobre el papel o la pantalla toda idea que se les va viniendo al pensamiento. ¿Te parece familiar?
Tal práctica constituye un grave error, porque devela poca estructuración del pensamiento, falta de rigor metodológico y subestimación del acto de escribir. No lo dudes: tus textos demuestran tus avances en la carrera universitaria.
Si ya estudiaste el tema, entonces ¿por qué no invertir tiempo en diseñar tu escrito? Muchos estudiantes lo consideran un desperdicio de tiempo. Sin embargo, lo ahorras porque estableces una hoja de ruta para la redacción.
Aprender a escribir bien textos académicos incluye una metodología que debe ser respetada de forma rigurosa.
Un esquema o un mapa conceptual te ayudan a organizar y jerarquizar las ideas que tienes sobre el tema. Con estas herramientas puedes visualizar cómo será el recorrido de la temática y cuáles serán las partes que lo constituirán.
Redacta tu texto

La escritura es el desarrollo de lo prefigurado en el esquema o mapa conceptual. Implica ir redactando las ideas en oraciones que se organizan en párrafos y estos conforman las partes, según el formato utilizado.
Debes procurar escribir ideas completas, que vayan progresando dentro del discurso de manera coherente y cohesionada. Esto quiere decir que los planteamientos deben obedecer a un avance lógico e integrado.
Los escritores eficientes escriben y releen cada oración que agregan. Con esta estrategia puedes verificar la progresión temática del discurso y la unidad de la estructura. Incluso, te sugerimos releer todo el texto desde el principio en múltiples oportunidades.
En esta etapa realiza arreglos del tono empleado. La clave está en desplegar lo que sabes sobre cada tema de forma progresiva, dosificada, integrando las ideas. Estos tópicos son los pilares de tu producción escrita.
También te conviene mantener el equilibrio entre las partes. Es decir, que todas tengan una disposición proporcional a su importancia o complejidad. Desarrollar es desplegar por escrito y de modo sistemático lo que aprendiste.
Revisa tanto la forma como el contenido del texto
¿Te suena familiar la frase: «yo quería decir»? Asumamos que esta es la declaración de que la brecha entre el querer expresar y la realización del texto es inmensa.
Seguramente tus profesores, en el proceso de aprender a escribir bien, enfatizan que esta última etapa es de suma importancia. Consiste en revisar y evaluar el texto para ver su adecuación, tanto de la forma como del contenido.
Una lectura final te brindará una mirada general sobre el resultado parcial de tu redacción. Salvo que sea una evaluación escrita individual, en este punto es recomendable que otra persona te lea y haga observaciones.
5. Arma y desarma textos e ideas: escribir bien lleva su tiempo

Piensa en un texto como un rompecabezas con piezas de diversas formas, que además pueden ser ensambladas de manera variada. Cada estructura atiende al ingenio, conocimiento y pericia de quien la diseña.
Cuando redactas, en realidad estás solucionando un problema planteado por alguien más. Entonces investigas, diseñas y construyes una solución con palabras, con la elaboración de un discurso.
Los expertos en acompañamiento académico concuerdan en que no hay una solución textual única, sino variantes en proceso. Así que tienes la opción de la reescritura. Dicho de otra manera, puedes modificar tus escritos una y otra vez.
Posiblemente, esta es la parte más difícil de ejecutar porque implica borrar, descartar, modificar, calibrar y demás. Incluso, puede implicar solo quedarte con las ideas y comenzar de nuevo con otro tono de escritura.
Escribir bien transforma tu conocimiento del mundo
Quizá ya te has preguntado por qué es necesario demostrar por escrito lo que se aprende en una asignatura. Las respuestas pedagógicas son muchas, pero privilegiemos una: la escritura expresa tu conocimiento del universo.
No exageramos con esta afirmación: el acompañamiento académico establece las redacciones porque implican un proceso de maduración de estructuras de pensamiento. En un texto se pueden verificar los avances cognitivos significativos.
Si relees lo dicho hasta el momento, comprobarás que el proceso planteado conlleva a digerir el conocimiento para plasmarlo en palabras. Quien recibe conocimiento, se transforma ante el impacto de los aprendizajes logrados.
En conclusión
La redacción académica responde a un proceso de maduración de tus habilidades y destrezas lingüísticas dentro de un escenario profesional. La única forma de apropiarte de estas formas y de escribir bien es abordando el problema de manera sistematizada.
En la Universidad Vizcaya de las Américas contamos con el mejor acompañamiento pedagógico para que desarrolles integralmente tu potencial profesional. Esperamos que estas recomendaciones te sean de gran utilidad en tu vida académica.
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